
Cada mañana escuchas cómo la alarma del celular hace tambalear tu buró. Estiras tu brazo y eliges la opción Repetir en cinco minutos. Te convences de que lo mereces porque has acumulado semanas de insomnio. Cada noche te dices que al día siguiente te levantarás en cuanto suene la alarma, pero cada mañana te vuelves a decepcionar; es un suplicio abandonar la cama.
Logras levantarte, y con la pesadez del mundo y el ánimo por debajo de los pies, emprendes tus actividades del día, deseando volver a la cama; al silencio. A pesar de que una parte de tu cabeza grita ¡Vamos, hoy será diferente!, ¡Demuéstrate que puedes!, la otra parte argumenta que no lo lograras. Regresas a casa abatido, desganado y con el único propósito de entrar entre las sábanas y olvidarte del mundo. Tras una lucha que, como es contigo mismo, siempre acabas perdiendo, terminas un día más a pesar de la tristeza y el agotamiento. Llevas mucho tiempo sintiendo únicamente eso: tristeza y agotamiento.
Las personas a tu alrededor, notan que hay algo extraño en ti, y tu apenas si puedes -y quieres- verbalizarlo. Las miradas te incomodan, más aún, los comentarios que frecuentemente escuchas: ¡Ánimo, que hay muchas cosas bonitas por vivir!, ¡Pon de tu parte. Si tu quieres, puedes salir de esto! y tú piensas: Pero es que de verdad, no puedo. No entienden, y a veces, ni siquiera yo entiendo por qué, pero no puedo.
Haz perdido el interés por las cosas que antes disfrutabas, sientes que nada te llena, pero desesperadamente sientes que algo te falta. De vez en cuando, reflexionas y piensas que no te ha pasado nada malo y que no hay motivo para sentirte así.
Volteas a ver el mundo, todos van bien con su vida y sigues sin comprender qué está sucediendo con la tuya.
La depresión es un trastorno del estado de ánimo, su gravedad es variable según los síntomas que cada persona describa. Es una enfermedad, y muchas veces, no es resultado de un acontecimiento desagradable, por lo que no hay razón para sentirse culpable. Incluso, es común que los síntomas pasen desapercibidos y no se traten, lo que provoca normalizar los síntomas y “acostumbrarse” a vivir de esa forma.
La causa de la depresión es multifactorial. Puede deberse a factores genéticos; a cambios en lo niveles de los neurotransmisores en el cerebro; a pérdidas sufridas recientemente; a la presencia de otras problemáticas (por ejemplo. trastornos del sueño); al estrés y tensión constante; a cómo se aprende a enfrentar la situaciones adversas, entre otras. Dependiendo de la gravedad del trastorno y del correcto diagnóstico, el tratamiento puede enfocarse en la terapia psicológica o en la combinación de la psicoterapia junto con el tratamiento farmacológico.
¿Por qué están difícil dejar de sentirse deprimido? La respuesta a esta pregunta es que, una vez que la depresión comienza a invadirte, se desarrollan diversos cambios que trabajan para formar un círculo vicioso que propicia su mantenimiento. El primer paso es comprender estos cambios y aprender a enfrentarlos.
La recuperación durante el tratamiento es lenta y paulatina; los resultados esperados se obtendrán dependiendo del trabajo y compromiso tanto del paciente como del terapeuta. Recuerda que el tratamiento siempre debe ser bajo el cuidado de un profesional de la salud.