felicidad

Ser madre es uno de los papeles más importantes de la sociedad, pues es la base que forja nuestros valores y ayuda al crecimiento humano de la persona. Ser madre implica ser chofer a cualquier hora, ser banco, prestamista, chef, administradora, organizadora, educadora, psicóloga, etc. En realidad hacen de todo, es un trabajo agotador que implica gran parte de su vida, por lo que es fácil que se dejen en último lugar en su lista de prioridades. Puede que esto resulte al principio para poder sacar los pendientes de la vida diaria en familia, pero con el paso del tiempo las mamás se sienten poco valoradas.

Por otro lado, para evitar que tenga que llegar el 10 de mayo para consentir a mamá y que ella se deje consentir, podríamos hacer algunos cambios. Lo primero y más importante es que tengamos consciente que si las mamás no están felices, es poco probable que sus hijos lo sean por simple regla de causa y efecto. Una madre cansada, tiene menos ganas de jugar y está irritable. La idea es que como madres comencemos a ponernos más seguido en el primer lugar de prioridades, reservar una hora para consentirnos no implica ser una madre egoísta, sino que al estar bien pueden brindar lo mismo a su familia. Es la misma idea que en las normas de seguridad en los aviones, lo que nos indican es que los adultos nos coloquemos primero la máscara de oxígeno para después poder ayudar a los niños. Si el adulto no se encuentra bien, es más difícil que pueda cuidar de los demás, por lo que se necesita que vea primero por sí mismo. ¡Lo que me suena bastante lógico!

Sin embargo, esta idea va en contra de lo que socialmente se establece pues por lo general, se considera que una “buena madre” se sacrifica y deja todo, hasta a sí misma por su familia. Para combatir esto, necesitamos hacer algunos cambios en la forma en cómo llevamos la vida familiar, lo que implica poder pedir favores y delegar tareas (por parte de las mamás) y ofrecer ayuda (por parte de los hijos y papás).

En el caso de mamá, puede ser difícil delegar tareas entre sus hijos y esposo, por lo que se debe comenzar por pasos pequeños y procurar dejar que ellos lo realicen hasta el final a pesar del tiempo que les lleve y qué tan desesperadas nos podamos sentir. Aquí queda el gran reto, no desesperarte y terminar haciendo todo; lo único que lo hará posible, es persistir ante el malestar. Por otro lado, los hijos y padres están acostumbrados a que mamá esté 100% disponible, suena bastante fácil y cómodo pero la disposición para que mamá vuelva a ponerse en el top de su lista de prioridades, es muy relevante.

Recuerda que todo es cuestión de trabajar en equipo, no eres el único jugador en el campo, confía en tus hijos y pareja pues a la larga eso te ayudará a quitarte peso de encima y permitirá que tu familia aprenda a ser autosuficiente.